domingo, 26 de octubre de 2008

TODO ERA MAGICO


Todo estaba saliendo como lo planificado, después de una buena parranda, cuando el alcohol empezaba a hacer efectos, me dirigía asía sus ojos como tratando de seducirla y de convencerla que era lo que necesitaba esa noche, un poco de calor humano, un poco de sexo para llamarlo mas Vulgar pero excitante. Cuando ya la vergüenza no era el fantasma aquel que rondaba mi cabeza me fui acercando poco a poco, y allí al ritmo de la penetrante música, rica música, que hace tantas cosas posibles cuando esta a altos volúmenes, me permitió llegar hasta su oído y decirle cosas, susurrarle otras, y tocarla con mi lengua sutilmente, active así la calefacción de su cuerpo y sin dudarlo propuse movernos a un lugar mas cómodo, encendí el carro y salimos rumbo hacia la cabaña mas cercana, quizás a ser felices por un pequeño lapso de tiempo. Llegando allí me propuse a colocar música y hacer un baile erótico en el que ambos tuviéramos involucrados, perdiendo todo sentido me fui embobando con su ropa interior, fui quitando gota a gota cada pieza que cubría su cuerpo, quitando las tangas con mi boca fui acariciando mientras le pedía que fuera paciente ya que se desesperaba por momentos, entiendo la situación, pero cálmate, solo déjate llevar, despacio, le decía, procedí a hacerle el sexo oral, de tantas formas posibles, que solo pensaba en hacerla llegar al nirvana, el éxtasis, o cualquier estado similar que le diera satisfacción, pendiente de su piel pedí la misma receta para mi, no hubo comparación, le tome las manos, le puse la lengua una y otra vez en sus muslos, en sus rodillas, luego en sus labios vulvales, y luego por fin a la parte húmeda que tanto esperaba, su clítoris fue testigo, lamí cada parte de su sabroso jugo, el néctar de los dioses, chupe sus pezones, mordí su vientre, lamí su cuello, ummmm, rico cuello, y luego procedí a penetrarla con mucha calma pero a la vez con mucha fuerza y que así sintiera el poder de la descarga de todo lo que llevaba dentro para ella, mientras le decía lo bien que me gustaba que me moviera la cintura, y como gritaba en mi oído izquierdo, le apretaba la nuca con mi mano y le tomaba su pierna derecha con mi brazo izquierdo buscando llegar hasta los mas profundos anhelos de su cuerpo, una y otra vez hasta quedar satisfechos, es excitante escuchar su voz en mi oído decir que la penetrara mas fuerte, que se lo hiciera mas rápido, luego lento, luego rápido, luego fuerte, hasta llegar a destapar la caja de Pandora, ya después de 4 horas de todo placer y de intensas pasiones, le lleve a su casa quedando así consumado el hecho de mi existencia y la suya de esa noche, comprobamos que existíamos y que sentíamos.

1 comentario:

Almonó dijo...

Somos hijos del orgasmo!!!