Entra y se sienta en aquella silla, luego que toma una copa, acércate y ven que te quiero sentir, siéntate aquí en este mueble, Umm que rico huele tu piel, que bonito esta tu pelo, estas bonita, ¿Qué quieres de tomar?, - aun nada mas que esta copa, me siento bien así, - yo ardo en deseos por ti, quería verte desde temprano pero la oficina y los trabajos me tenían muy ocupado, además sabes que mi esposa Nome pierde ni pie ni pisada……..
Todo esto un preámbulo para hacerse lo que en realidad se quería, no hay cosa mas rica que una piel así casi inocente que no ha vivido lo suficiente, es el pensamiento de aquel hombre que ya de hecho esta casado…y para ella es todo un placer poder quitarle aunque sea por momentos el hombre a aquella mujer que sin conocer muy bien ya es su contraria…..la caída se produce sin demora, tras los mantos de la mentira, delante de una verdad difusa, sin nada que hacer porque a la deriva el corazón parte sin ver atrás, todo confuso, todo embriagado, todo menos sentimientos se comparten en esa cama, las lagrimas derramadas por la joven sin saber porque, y el disfrutando todo aquello, ella tocaba su cuerpo sutilmente, como toda profesional del sexo, buscando emociones, la noche se hace extraña, se hace joven, lastimando las paredes internas de un corazón sin saberlo sigue haciendo caricias, caricias que no paran de crear un manantial, se acerca a sus pechos y los chupa, mientras el se excita con gran devoción, busca calmarse pero le es imposible solo quiere penetrarla, su cerebro no puede pensar otra cosa, se ha embotado, buscando su presencia con un momento que se acerca, y quieren sentirse ambos en la oscuridad, el sudor ya corre por sus cuerpos y la música hace que los seres se pierdan en ella y en sus ojos se ven sus propios reflejos……todavía una piel no es suficiente para lo que hacen, todavía una noche no alcanza, no basta para saciar este apetito que les Débora internamente, buscando el destape, el descorche se llega a lo que se deseaba , la penetra con tanto deseos que ambos se excitan, se mueven en forma rica, deliciosa, muy ameno el momento, en quejas, gritos, gemidos, entre otras cosas, llego el tan esperado momento, se desvanecen sobre sus cuerpos, tendidos, sudados, quizás pensando, pero nunca en el daño que se hacen mutuamente, sino mas bien en el placer que sintieron.
Todo esto un preámbulo para hacerse lo que en realidad se quería, no hay cosa mas rica que una piel así casi inocente que no ha vivido lo suficiente, es el pensamiento de aquel hombre que ya de hecho esta casado…y para ella es todo un placer poder quitarle aunque sea por momentos el hombre a aquella mujer que sin conocer muy bien ya es su contraria…..la caída se produce sin demora, tras los mantos de la mentira, delante de una verdad difusa, sin nada que hacer porque a la deriva el corazón parte sin ver atrás, todo confuso, todo embriagado, todo menos sentimientos se comparten en esa cama, las lagrimas derramadas por la joven sin saber porque, y el disfrutando todo aquello, ella tocaba su cuerpo sutilmente, como toda profesional del sexo, buscando emociones, la noche se hace extraña, se hace joven, lastimando las paredes internas de un corazón sin saberlo sigue haciendo caricias, caricias que no paran de crear un manantial, se acerca a sus pechos y los chupa, mientras el se excita con gran devoción, busca calmarse pero le es imposible solo quiere penetrarla, su cerebro no puede pensar otra cosa, se ha embotado, buscando su presencia con un momento que se acerca, y quieren sentirse ambos en la oscuridad, el sudor ya corre por sus cuerpos y la música hace que los seres se pierdan en ella y en sus ojos se ven sus propios reflejos……todavía una piel no es suficiente para lo que hacen, todavía una noche no alcanza, no basta para saciar este apetito que les Débora internamente, buscando el destape, el descorche se llega a lo que se deseaba , la penetra con tanto deseos que ambos se excitan, se mueven en forma rica, deliciosa, muy ameno el momento, en quejas, gritos, gemidos, entre otras cosas, llego el tan esperado momento, se desvanecen sobre sus cuerpos, tendidos, sudados, quizás pensando, pero nunca en el daño que se hacen mutuamente, sino mas bien en el placer que sintieron.
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